02 Dic ¿El Robot reemplaza a la persona?
Es frecuente escuchar a distintos escritores y especialistas en HR, hablar del Trabajo del Futuro y del Futuro del Trabajo, mencionando que muchos puestos laborales van a desaparecer.
La empresa inteligente transita años de desarrollo sin pausa y cada vez más organizaciones deciden adoptar nuevas tecnologías para estar mejor preparados de cara al futuro.
De a poco fueron surgiendo distintas opciones a la carta:
-bots conversacionales para mejorar su interacción con clientes,
-robots para realizar tareas repetitivas que no requieren mucho esfuerzo ni análisis en mucho menos tiempo
-Aplicaciones con Machine Learning / Deep Learning, para acelerar análisis y procesos repetitivos pero más complejos
Estamos programados para rechazar lo distinto y abrazar lo seguro, pero no siempre funciona así. Según IDC, el mercado de robots en América Latina crecería cerca del 21% durante 2019, y según un informe del BID, entre un 60 y 70% de trabajadores se encuentra en ocupaciones con alto riesgo de automatización. ¿Las personas deben temer lo peor?
El dilema moral debe focalizarse en ambas partes, dado que el cambio se encuentra en movimiento y cada vez es más difícil para una organización sobrevivir de forma obsoleta.
Por un lado la empresa debe ofrecer a los trabajadores la posibilidad de desarrollarse en nuevas áreas, de transformar su trabajo en algo que genere valor a la organización en este nuevo ecosistema, a través de capacitación y acompañamiento en nuevas funciones.
El trabajador, por su parte, no debe renegar del cambio y abrazarse a él haciendo un upskilling de sus competencias que lo reposicione y le otorgue nuevas herramientas para adaptarse al nuevo mundo laboral.
¿El robot reemplaza a la persona? Sin duda que no, dado que el ser humano es mucho más complejo y puede crear y realizar muchas otras tareas de manera creativa e independiente, dentro de lo que es el ámbito laboral. Enunciaba Isaac Asimov en su novela “Yo, Robot”, las denominadas Normas de la robótica:
“1) Un robot no puede dañar a un ser humano, ni por inacción permitir que un ser humano sufra daño.
2) Un robot debe obedecer a un ser humano, excepto si las órdenes entran en conflicto con la primera ley.
3) Un robot debe proteger su existencia, siempre y cuando tal protección no entre en conflicto con la primera y segunda ley.”
Claramente la innovación evolucionó mucho más que esa primera mirada del androide pensado por Asimov. Y a futuro, se espera robots comprendiendo automáticamente los comportamientos y ejecutando determinadas acciones por sí mismos.
El foco de la tecnología debe ser complementar el desarrollo humano y potenciarlo hasta más allá de sus límites, no necesariamente reemplazarlo. El desafío de la convivencia está planteado, depende de ambas partes crear el mejor entorno posible.